EL MAESTRO EDGAR
El autor que más me ha influido
LIBROS QUE ME INFLUYERON


Contenido de mi publicación
Entre mis lecturas de adolescente ocupa un lugar destacado el maestro de Valtimore Edgar Allan Poe.
Al igual como os conté con las Rimas y Leyendas de Bécquer, las Narraciones extraordinarias del autor que nos ocupa fueron una de las lecturas obligatorias de mi etapa de estudiante, esta vez de 1º de B.U.P y, por supuesto, fue mi favorita.
No fue sencillo. Recuerdo empezar mi edición de bolsillo con el relato Los crímenes de la rue Morgue, relato pionero de la novela-problema detectivesca y muy alabada debido a ello por la crítica, pero que a mí me resultó una lectura bastante larga y tediosa. De manera que mi mente de 14 años pensaba algo así como «otro ladrillo más que nos han mandado».
Pero avanzando en su lectura me encontré con El pozo y el péndulo y la cosa empezó a ponerse interesante. Disfruté bastante leyendo sobre aquel prisionero atado que veía descender ese péndulo oscilante sobre él con bastante mal pronóstico sobre su persona. Luego vinieron El gato negro, La caída de la casa Usher, El retrato oval y, sobre todo, El corazón delator. Todas ellas harán las delicias de cualquier aficionado al género y, si me preguntas a mí cuál sería la mejor de todas, te respondería sin dudarlo El corazón delator. Para mí, este último relato es la quintaesencia de lo que tiene que ser un cuento de terror: es breve, va a lo esencial, te introduce poco a poco en su universo, crea una atmósfera de locura que te envuelve y tiene un desenlace impactante, sorprendente y coherente. Si no lo has leído, ya estás tardando en hacerlo. Es más, si nunca has leído al gran Edgar te aconsejaría que empieces por esta historia y creo que puedo asegurarte que te entrarán ganas de más. Junto a ella, quedaron para siempre en mi recuerdo la brutalidad de El gato negro y la atmósfera gótica y deprimente de La caída de la casa Usher.
Allan Poe es uno de los autores a los que siempre regreso. Como me gustó tanto el libro, me interesé por su persona, y entonces descubrí a un ser atormentado que parece uno de los protagonistas de sus propias historias. Huérfano, adoptado por sus tíos, incomprendido, enamorado de su jovencísima prima con quien se casa y fallece de tuberculosis, alcohólico... y con ese enorme legado siniestro que nos dejó a pesar de su corta vida, pues falleció con poco más de 40 años. Y en uno de esos regresos a su obra descubrí, porque no lo había leído cuando estaba en el bachillerato, El extraño caso del señor Valdemar (según estoy escribiendo este título se me está erizando el vello con su recuerdo), que no podía dejar de citar en este post como otro de sus relatos que más huella me dejaron.
Esa fascinación mía por este escritor fue más allá de la literatura, porque el gran Edgar Allan es todo un icono del arte pop. Su influencia en el cine lo podemos apreciar en las películas de Roger Corman, que llevan los títulos de sus cuentos. En la televisión, Narciso Ibáñez Serrador le dedicó un par de sus Historias para no dormir (una sobre El extraño caso del señor Valdemar y otra sobre el propio Poe). En una ocasión, yo mismo compré un cómic que era una adaptación de algunos de sus relatos y poemas (El cuervo estaba) y las ilustraciones eran de Corben (para mi desgracia, extravié aquella maravilla). Y qué decir en la música popular: desde Tales of Mystery and Imagination, de Alan Parsons, hasta el álbum Edgar Allan Poe de los españoles Ópera Magna o la ópera rock Edgar Allan Poe: legado de una tragedia, con infinidad de músicos españoles de varias generaciones.
Precusor de Sherlock Holmes con su detective Dupin (sí, el de Los crímenes de la rue Morgue, la que me había aburrido, pero que no por ello tengo que dejar de reconocer su enorme mérito), pocas veces reconocido por el público como poeta, excepto por el maravilloso El cuervo o Anabel Lee, poema que todos conocemos (yo también) gracias a la popular canción ochentera de Radio Futura... Todo esto además de sus cuentos de terror. ¡Qué más nos ha podido dar!

