CHRISTINE

El extraño caso en que la película fue mejor que el libro

PELÍCULAS

David Hernández

7/13/20252 min read

Es casi un dogma de fe que el libro es siempre mejor que la película. Todos lo hemos dicho alguna vez y casi nadie se atreve a discrepar. Pues bien, eso es justo lo que pretendo con este post: sostengo aquí y ahora que en el caso de Christine es mejor el filme de John Carpenter que la novela de Stephen King. No se me enfade la legión de fans del maestro de Portland.

En aquella ocasión, a diferencia de cómo suelo hacerlo, vi la película antes de leer el libro. Me dejó huella: sin llegar hasta el punto de salir del cine con la sensación de que me iba a morir de miedo esa misma noche, disfruté de una historia que me atrapó desde su genial inicio, con la fabricación del coche, que ya sugería el mal bicho que estaban pariendo los operarios, a ritmo de Bad to the bone.

Es un largometraje que evoluciona a ritmo tranquilo, sin prisas ni elipsis forzadas, en el que vas conociendo la psicología de los personajes y los acontecimientos se van sucediendo con toda lógica y coherencia. Salí con la sensación de haber disfrutado de una buena película. No una obra maestra, pero sí una historia sobrecogedora bien contada, con una excelente banda sonora de viejo rock and roll clásico, que te mantiene en tensión hasta el final. Que no decepciona desde ningún ángulo.

Aproximadamente un año después, leí la novela. La cogí con ganas: si la película me había gustado, el libro tenía que ser mucho mejor. Pues para mí fue una decepción.

Al contrario que con la película, con la novela tuve la permanente sensación de que no estaba bien acabada. Un tono excesivamente adolescente, un narrador que alternaba la primera y la tercera persona haciendo que no me creyera la historia.

Valga como ejemplo para ilustrar lo que estoy argumentando lo siguiente: la fascinante escena inicial del filme de Carpenter, que te hace imaginar a Christine maligna desde que la están construyendo es un añadido; en la novela se explica su maldad como una posesión del vehículo por parte del espíritu de su dueño original, algo bastante más manido. Lo mismo digo del final: ese «odio el rock and roll» en boca de la adolescente Leigh como colofón a todo lo sucedido, que tampoco está en la novela, me parece insuperable.

Sí, esta es una de las raras ocasiones en las que la película me ha parecido mejor que el libro. Es más, no recuerdo que me haya pasado en ninguna otra ocasión. Ni siquiera con El exorcista ¡que mira que ya es buena la película! Pero la obra de William Peter Blatty será tema de otro post.